El odio político y la violencia fascista, alimentados por políticos extremistas, son una amenaza para la democracia en América Latina. Condenar intentos de golpes de estado ya no es suficiente.


El odio político y la violencia fascista, alimentados por políticos extremistas, son una amenaza para la democracia en América Latina. Condenar intentos de golpes de estado ya no es suficiente.
Por: Rogelio Sánchez Levy, Colaborador IDEAL Surgido de la resistencia al golpe de Estado contra el ex presidente José Manuel Zelaya, en noviembre de 2009 y víctima de criminalización y difamación sistemáticas, el partido Libertad y Refundación (LIBRE) y su candidata Xiomara Castro, obtuvieron una […]