Ruido
Soledad Buendía Herdoíza, colaboradora IDEAL
Las luchas que se pierden son las que se abandonan
Pedro Restrepo
La defensa de los Derechos Humanos es una tarea sin tregua en nuestra región. La desaparición de un familiar es quizás el dolor más grande y cruel que puede vivir una persona; se vuelve una violación de Derechos Humanos cuando éstos hechos son sistemáticos, planificados e interviene la acción u omisión del Estado.
Las desapariciones de mujeres para trata y explotación sexual en América Latina y el Caribe tiene dos características principales: el tráfico interno, en el que las mujeres son trasladadas de una zona a otra dentro de su propio país, y el tráfico externo, en el que son trasladadas a otro país.
Estas prácticas enraizadas en un sistema patriarcal y colonial, donde las mujeres somos objetos y nuestros cuerpos son territorios en disputa viene de larga data desde la misma conquista española.
El tráfico de mujeres es uno de los negocios más rentables del mundo y se expresa de múltiples formas en el mercado, en mujeres traficadas e instaladas en las cercanías de bases militares para entretenimiento y uso sexual de los oficiales y soldados, como botines de guerra. Mujeres traficadas como mano de obra barata sin ninguna protección laboral o para explotación sexual en burdeles y clubes nocturnos de diferentes lugares del mundo. Mujeres ofrecidas como esclavas en sitios de internet, donde se las promociona explicando su capacidad de resistencia al dolor, a la tortura y todo lo que puede hacerse con ellas. Mujeres y niñas provenientes de áreas rurales que son vendidas y traficadas para llenar la demanda del turismo sexual.
Detrás de todos estos hechos, la delincuencia organizada y, lo más grave, Estados cómplices que garantizan impunidad. Denunciarlos es parte de una lucha que los familiares de las víctimas no abandonan y usan para ello diversos medios como el cine, el arte y la cultura.
Producciones como Mi corazón en Yambo, La noche de los lápices, Ayotzinapa, El paso de la tortuga y Ruido son ejemplos que buscan levantar la voz sobre tan crueles crímenes. Ruido, la última producción ambientada en México retoma hechos de la vida real, la denuncia y el activismo. A través de esta película se revive la situación de las víctimas de desaparición forzada y sus familiares, el dolor, la frustración y la impotencia, así como sus historias que recorren la búsqueda de la verdad y la justicia.