Por: Soledad Buendía Herdoíza, colaboradora IDEAL | Editorial de la mitad del mundo a la tierra Azteca

El movimiento indígena en Ecuador protagonizó en el pasado mes de junio una de las más importantes y potentes movilizaciones de los últimos años. La Confederación de Organizaciones Indígenas del Ecuador (CONAIE) liderada por Leonidas Iza convocó a un paro nacional para exigir el congelamiento de los precios de los combustibles, la moratoria de deudas, precios justos para los productos agrícolas, empleo y respeto a los derechos laborales, la no explotación minera, la no privatización de sectores estratégicos, presupuestos para salud y educación, principalmente.

Estas demandas serán analizadas a través de 10 mesas temáticas de negociación. El proceso inició el 13 de julio, fecha desde la cual empieza a correr el plazo de 90 días para entrega y evaluación de soluciones concretas.

Las mesas temáticas, durarán entre uno y tres días y contarán con facilitadores delegados de algunas universidades ecuatorianas. Para la operativización y seguimiento del proceso de diálogo, se estableció una coordinación general con representantes del movimiento indígena, de la Conferencia Episcopal y del gobierno nacional.


Los primeros temas a tratar son los precios de los combustibles, la focalización de los subsidios y la moratoria de deudas, así como la generación de nuevos créditos, plazos, tasas preferenciales de interés y periodos de gracia. La demanda es la eliminación, extinción, remisión o condonación de los intereses, de intereses de mora, de gastos judiciales, honorarios de abogados y otros costos de pequeños y medianos deudores del sector agrícola, pecuario, pesquero artesanal y de la agroindustria.

La magnitud de la crisis económica golpea cada vez más a las clases populares, los niveles de desempleo se incrementan, mientras que la inseguridad y la falta de oportunidades se profundizan. Estas son las condiciones y el marco en el cual un diálogo de oídos sordos y sin futuro tensiona cada día las exigencias del movimiento indígena.

Por la naturaleza social de las demandas y la incapacidad gubernamental de respuestas concretas, en pocos meses nuevamente miles de ciudadanos indignados saldrán a las calles de las principales ciudades del país.

Es imposible que políticas de igualdad, justicia social y redistribución sean implementadas por un presidente banquero neoliberal que sólo busca ganar tiempo y defender sus intereses particulares.

El Ecuador está muy lejos de un diálogo verdadero, está muy lejos de ser un país de paz, pues la pobreza, el hambre y las necesidades de la gente más humilde serán nuevamente las detonantes de la acción colectiva que impulse la transformación social.



1 Comentario

  1. Gracias Soledad, por este análisis respecto al estallido social que se dio en el mes de junio acá en el País, reclamando derechos inalienables como seres humanos. Lamentablemente ese fue el modelo de gobierno que la gente escogió, ser gobernados por un mitómano. Sabemos que es una utopía pensar en un dialogo de consenso y acuerdos con un tipo indiferente ante la miseria que el país vive. El pueblo se volverá a levantar en una gran protesta y lo único que se conseguirá será aumentar los muertos, los mutilados, agrandar mas el nivel de pobreza por la falta de trabajo y aumentar el índice de delincuencia, estamos en total indefensión hasta que la gente recupere su sentido común y ya no se dejen envenenar con tantas mentiras de la prensa corrupta y los odiadores y cobardes derechosos.
    Desde Quito Ecuador.
    Fraterno abrazo guerrera.