Dina Boluarte rompió un nuevo récord de desprecio de su propio pueblo; es la mandataria con la peor desaprobación no solo de Perú, sino a nivel global: solo el 5% de la gente aprueba su gestión, según datos de la consultora Datum. Sin embargo, las fuerzas de derecha del Congreso como la fujimorista Fuerza Popular —a la que salvó de ser liquidada—, la sostienen con el único objetivo de continuar cooptando el Estado.
La idea del comunismo merodea como un fantasma e insisten en que ha muerto, pero los que seguimos discutiéndola la traemos a la vida una y otra vez, tentando un poco más, al punto en el que todas esas ganas de cambiarlo todo puedan una vez más apostarle a la idea radical de que es necesario abolir todas y cada una de las categorías políticas que nos oprimen para hacernos por fin, universalmente iguales.
Hoy se cumplen seis meses del gobierno Dina Boluarte en Perú, en medio de una de las peores aprobaciones presidenciales del continente, un marcado aislamiento internacional, un gobierno de “mano dura” y sistemáticas violaciones de derechos humanos.
Ante la difícil situación política que atraviesa el hermano país de Perú, el Instituto para la Democracia Eloy Alfaro organizó un conversatorio virtual para profundizar en las causas y las soluciones para salir de la crisis, luego de la destitución del presidente Pedro Castillo.
El odio político y la violencia fascista, alimentados por políticos extremistas, son una amenaza para la democracia en América Latina. Condenar intentos de golpes de estado ya no es suficiente.