Por: Daniela Pacheco, colaboradora de IDEAL
Sin ningún candidato que le haga sombra y violando varios artículos constitucionales, el partido Nuevas Ideas oficializó la candidatura presidencial de Nayib Bukele, luego de “celebrar elecciones internas” en donde el actual presidente fue el único candidato. La Constitución de El Salvador prohíbe la reelección inmediata y sólo autoriza a gobernar por un período de cinco años.
Con un fallo a modo, en septiembre de 2021, los magistrados de la Sala de lo Constitucional, impuestos por Bukele hicieron una “interpretación” de la ley en la que establecían que la reelección en períodos continuos es viable. Hasta antes de su decisión, un presidente debía esperar 10 años para intentar buscar nuevamente la Presidencia.
“La Constitución no permite que la misma persona sea presidente dos veces seguidas. Eso es para garantizar que no se mantenga en el poder y que se ocupe el poder para quedarse en el poder”, defendía el propio Bukele hace algunos años, antes de ser presidente.
Nayib Bukele no sólo maneja a los magistrados, sino también a la Asamblea Legislativa y al poder judicial. A lo largo de estos años ha impulsado reformas como la ley que pasa a retiro a un tercio de los jueces y una normativa similar para los fiscales, solamente si son mayores de 60 años o tienen 30 años de servicio, bajo el argumento de la lucha contra la corrupción, como si la edad fuera una característica intrínseca.
El mandatario también ha impulsado una agenda de retroceso en materia de derechos fundamentales. “He decidido, para que no quede ninguna duda, no proponer ningún tipo de reforma a ningún artículo que tenga que ver con el derecho a la vida (desde el momento de la concepción), con el matrimonio (manteniendo únicamente el diseño original, un hombre y una mujer), o con la eutanasia”, en palabras del presidente salvadoreño.
Además de su famosa guerra contra las pandillas que ha dejado a su paso sistemáticas violaciones a los derechos humanos, — el único éxito del que se jacta—, la pobreza y la situación económica en El Salvador sigue sin atenderse y no tuvo ningún avance significativo durante su gestión. Según la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples del Banco Central de Reserva (BCR), en 2022 la pobreza alcanzó al 26,6 % de las familias, mientras que en 2021 fue de 24,6 %. Por su parte, la economía del país centroamericano mantuvo su ritmo a tasas similares de otras administraciones y no cumplió las expectativas: el año pasado la economía creció un 2,6 %, por debajo del 2,8 % esperado, la expectativa de crecimiento más baja de la región. Adicionalmente, hoy, 7 de cada 10 empleos dependen de la economía informal.
El Salvador se convirtió en el primer país en adoptar el bitcoin como moneda de curso legal junto al dólar estadounidense, pero su uso no ha tenido mayor acogida entre las y los salvadoreños. Lo importante fue cumplir con el capricho del presidente.
Cualquier crítica al régimen actual en El Salvador, sin importar cuál sea, se responde con la reducción de homicidios. Con Nayib Bukele, el país centroamericano pasó del terror institucionalizado de las pandillas al terror institucionalizado y aplaudido, hasta internacionalmente, del Estado. Mismos verdugos pero con otras caras, eso sí “más cool”, como diría el presidente.
El camino hacia la perpetuación en el poder está despejado.
Esta columna fue publicada originalmente en Milenio
Bitcoin es una moneda deflacionaria, la cual ningún gobierno, presidente, etc puede manipular como pasa con monedas de curso legal; cuando Bitcoin llegue a los 100k espero un artículo acerca de la economía de El Salvador. Guarda esta fecha Noviembre 2024.