Por: Andrea Flores, colaboradora de IDEAL
Este 1o de julio del 2023 se cumplen cinco años de la victoria del pueblo de México y la llegada al gobierno de Andrés Manuel López Obrador. A la victoria de un pueblo flagelado por 36 trágicos años de neoliberalismo, se le sumaron Argentina y Panamá en 2019, República Dominicana y Bolivia en 2020, Perú y Chile en 2021 y Honduras, Colombia y Brasil en 2022. Con esto, quedó inaugurado un segundo ciclo progresista en América Latina, sobre el cual México ha tenido un papel preponderante, no solo como la sede que ha impulsado diversas dinámicas de cooperación internacional, sino como un modelo de gobierno capaz de inspirar a otro pueblos, tal como lo dijo y se lo propuso López Obrador a inicios de su mandato.
En septiembre del 2021 en la Ciudad de México, durante la Vl Cumbre de la CELAC, el presidente inauguró la sesión con un discurso en el que mencionó uno de los principios básicos de su política interior y arraigada a su visión exterior: debemos avanzar hacia la modernidad pero forjada desde abajo y para todos, conscientes de que el progreso sin justicia social es retroceso. Este fue uno de los imperativos con el que se diseñó el Plan Nacional de Desarrollo que votaron más de 30 millones de personas y que hoy, a un año de concluir su mandato, ha significado un cambio contundente, decidido y paulatino que favorece a más del 85% de las familias de este país mediante la redistribución del presupuesto público, así como en un crecimiento de más del 78% en la inversión pública para obras de infraestructura y desarrollo comunitario, como son el Tren Maya, el Corredor Interoceánico-Istmo de Tehuantepec, la Refinería de Dos Bocas y el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles.
Como bien lo anticipó Armando Bartra en su libro El Principio,hoy las acciones que se desarrollan en el México de la Cuarta Transformación son pasos agigantados en el camino que en los primeros tres lustros del siglo XXl recorrieron los gobiernos de izquierda del Cono Sur: hay un renovado activismo del Estado, respaldado por amplios movimientos populares, que ha conseguido reducir la desigualdad social y mejorar sensiblemente las condiciones de vida en amplios sectores de la población. México se incorporó al curso emancipatorio de la región en condiciones económicas y políticas internacionales desventajosas, las cuales fueron prolongadas por la pandemia de COVID-19, sin embargo, la priorización del gasto social, la inversión productiva y las acciones redistributivas han consolidado un gobierno democrático, en el que ya no domina una oligarquía acostumbrada a imponer políticas públicas para marginar a la mayoría del pueblo y garantizar el beneficio de unos cuantos, sino que planifica y gobierna para el bienestar de las y los pobres.
El modelo de este gobierno, denominado Humanismo Mexicano, tiene por fin último el bienestar, la tranquilidad y la felicidad del pueblo de México y ha hecho de sus principales medios las siguientes acciones: el aumento al salario mínimo (que ha crecido en cinco años más de 62% en términos reales, algo nunca antes visto en los últimos 40 años), el reparto de utilidades (que pasó de 100 mil a 200 mil millones de pesos entre el 2020 y el 2021) y los Programas para el Bienestar (que en este año contarán con una inversión de $598,010 millones de pesos y 25,624,254 beneficiarios, 71% de las viviendas tendrán al menos un apoyo).
Como bien lo expresa el presidente, un modelo de bienestar que priorice a los más pobres “es también ir a la segura para contar con el apoyo de muchos cuando se busca transformar una realidad de opresión y alcanzar el ideal de vivir en una sociedad mejor, más justa, igualitaria y fraterna”. Indudablemente el apoyo que ha recibido la Cuarta Transformación como resultado de una gestión digna y honesta le ha permitido seguir transformando realidades y alcanzando ideales de manera conjunta y colectiva, lo cual se comprobó en los últimos comicios de 2021, 2022 y 2023, donde Morena, el partido oficialista, se hizo de 23 de las 32 entidades federativas, lo que significa que gobierna, a nivel local, más del 68% de la población.
Andrés Manuel insiste en que “la mejor política exterior es la interior”. La fortaleza y los resultados de este gobierno han resultado en un apoyo mutuo que trascendió nuestras fronteras. En beneficio de la integración y el bienestar de los pueblos latinoamericanos, mediante esfuerzos bien dirigidos, junto con países como Cuba, Bolivia, Perú, Venezuela o Argentina, por mencionar algunos, se han construido nuevos campos de fuerzas y potencialidades para consolidar el liderazgo y la dignidad que nuestros gobiernos representan, lo que permite enfrentar los embates de la derecha y de las oligarquías nacionales e internacionales y sus medios de comunicación.
Este proceso de largo aliento ha requerido de la unión de gobiernos dignos y populares, cada vez más representativos y fuertes, pero además ha implicado un entendimiento entre los pueblos, que en el caso mexicano, durante estos cinco años, se ha extendido y fortalecido por la comunicación y los lazos profundos que tenemos con quien abandera nuestra voluntad popular y le ha devuelto a este país su liderazgo regional e internacional.