Por: Soledad Buendía Herdoíza, colaboradora de IDEAL
Existe en la sociedad un sector importante que tiene todos los privilegios y a partir del dogma de la fe busca mantenerlos e impedir la evolución de los derechos de todas las personas.
Cuando el Papa Francisco habla de que la iglesia debe ser de puertas abiertas, y señala que “quien desde la iglesia inocula el odio para excluir es un infiltrado” nos lleva a reflexionar sobre el rol que ha jugado esta institución a lo largo de la historia.
Durante la conquista española de América, la iglesia católica desempeñó un papel muy importante en varios aspectos. Fue una herramienta clave para los conquistadores españoles en su esfuerzo por colonizar y controlar el Nuevo Mundo al mismo tiempo que justificar la conquista, la violencia y el saqueo. Los misioneros católicos llegaron a América y establecieron misiones para evangelizar a los pueblos indígenas. A menudo trabajaron junto con los conquistadores españoles y utilizaron métodos como la construcción de iglesias y la enseñanza de la lengua y la cultura españolas para atraer a los indígenas al catolicismo inoculando el dogma de fe para controlar a la población usando el miedo.
A lo largo de la historia, la iglesia ha sido un elemento central para limitar o impedir el ejercicio de los derechos de las personas en varias áreas. La iglesia católica en especial, pero la protestante también, han tenido oposición a todos los derechos de las mujeres y no sólo me refiero al derecho al aborto, sino al uso de anticonceptivos, a los derechos civiles como el divorcio o la participación política lo que ha limitado históricamente la capacidad de las mujeres para tomar decisiones sobre su propio cuerpo y su salud reproductiva, y las ha mantenido en un rol de subordinación.
La iglesia católica ha mantenido tradicionalmente una postura contraria a la diversidad sexual y de género, y ha luchado contra los derechos de la comunidad LGBTIQ+ en varias áreas como el matrimonio igualitario y la adopción por parte de parejas del mismo sexo, y varios sectores radicales de la iglesia han iniciado cruzadas de odio y estigmatización al respecto.
En algunos contextos, la iglesia ha limitado los derechos de personas no cristianas, incluyendo la prohibición de la práctica de otras religiones o la imposición del bautismo como requisito para obtener servicios básicos, se ha opuesto a la libertad académica y la investigación científica, especialmente en áreas que pueden contradecir los dogmas religiosos.
Hoy El Papa Francisco es el rostro de una iglesia que quiere mirarse hacia adentro y ver sus propios errores y limitaciones, ha expresado públicamente su compromiso con la defensa de los derechos humanos y la dignidad de todas las personas, incluyendo a aquellas que pertenecen a grupos diversos y marginados. En particular, ha abogado por el respeto a la diversidad sexual y de género, y ha criticado la discriminación y la violencia hacia las personas LGBTIQ+.
Los sectores conservadores utilizan el dogma de fe de la iglesia para impactar en los derechos de las personas en la sociedad y mantener su ejercicio de poder y privilegios, por lo que es necesario seguir desenmascarando qué hay detrás de su “supuesta fe”.
La religión nos limita a solo creer y esperar la vida eterna como recompensa de nuestro silencio y Mansedumbre, no les conviene que pensemos y desarrollemos pensamientos críticos porque eso nos eleva al debate en busca de la verdad y libertad