Por: Gisella Garzón Monteros, Asambleísta por el partido de la Revolución Ciudadana en Ecuador
El país del centro del mundo atraviesa días de complejos resultado del abandono en los últimos dos gobiernos en materia de seguridad y decisiones erráticas o a medias del gobierno de turno. Si bien Daniel Noboa lleva poco tiempo en funciones, las decisiones tomadas aún generan dudas.
En 2017 Ecuador era el segundo país más seguro de la región. Para lograrlo, el gobierno de Rafael Correa constituyó un frente de seguridad que incluía, por ejemplo, Ministerio de Justicia (eliminado por Lenin Moreno) Ministerio del Interior (ahora unificado con el de la política) Ministerio de Defensa, Secretaría de Inteligencia, Sistema de Video vigilancia ECU 911 (sin mantenimiento) y el fortalecimiento de las instituciones del Estado. A su salida, el desmantelamiento de este frente y el abandono total de la política pública social y, tiempo después el embate de una pandemia de la que el país en cifras económicas aún no se recupera, da como resultado que el 2023 haya cerrado con más de 7200 muertes violentas, es decir, 44 por cada cien mil habitantes.
A lo detallado se suma el abandono del sistema carcelario y la crisis del sistema de justicia. El primero, con una población privada de la libertad que supera las capacidades logísticas de los centros, y la toma de ciertos espacios por parte de grupos de delincuencia organizada con la aparente complicidad de las fuerzas del orden. Amotinamientos y masacres que cobraron la vida de personas inocentes, pues el hacinamiento provocó que personas con penas menores (sanciones de tránsito o pensiones alimenticias) deban convivir con privados de libertad por penas mayores y que estén a merced de la violencia que se generaba puesto que el ingreso de armamento se daba aún sin explicación aparente. Los últimos acontecimientos además dan cuenta de la fuga de dos cabecillas de grupos delictivos cuyo paradero hasta el cierre de este artículo es desconocido.
Por su parte, la crisis del sistema de justicia puede entenderse desde dos frentes. El primero deliberadamente politizado (lawfare) cuyo fin es la proscripción de los líderes y lideresas de la Revolución Ciudadana o del Movimiento Indígena, y la inacción en contra de los representantes de los dos últimos gobiernos a pesar de estar involucrados ambos, Lenin Moreno y Guilllermo Lasso, en tramas como la de INA Papers o El Gran Padrino respectivamente. El segundo, la cercanía del crimen organizado con jueces y fiscales para favorecerse de medidas y acortar sus períodos en prisión o acceder a beneficios penitenciarios.
Lo preocupante de la crisis de seguridad no le resta gravedad y profundidad a la crisis social. El porcentaje de deserción escolar y la presencia de decenas de jóvenes menores de 18 años en las redes delictivas da cuenta de aquello, así como la ola migratoria producto de la falta de empleo e inseguridad, la falta de cupos para entrar a la universidad o el incremento de femicidios y violencia de género en el país, evidencian que la única forma de sacar adelante a la gente es con presencia de lo público, con todas las instituciones cumpliendo con su obligación, con el gobierno en el territorio atendiendo a todos los sectores y solucionando sus problemas.
La salida de la crisis tomará tiempo, recomponer el tejido social demora años y depende de un correcto manejo gubernamental, sin embargo, desde el rol de las y los ciudadanos se puede procurar la recuperación del sentido de lo colectivo, de la vecindad, de sentir el dolor del otro como propio, de no pensar que este momento es un “sálvese quien pueda”.
Varios han sido los llamados a la unidad y las fuerzas políticas han respondido y dado muestras claras de aquello, pero no basta. Por ello, desde este golpeado y adolorido Ecuador, llamamos al acompañamiento de la comunidad internacional, de defensores y defensoras de Derechos Humanos y les pedimos estar pendientes de lo que suceda, para poder compartir experiencias y procurar un debate amplio y diverso.
Este artículo fue publicado en colaboración con Nodal