Por: Soledad Buendía, colaboradora de IDEAL
La Barbie es, sin lugar a duda, uno de los juguetes más icónicos y populares en la historia de la industria del entretenimiento. Desde su creación en 1959 por la empresa Mattel, esta muñeca ha dejado una huella significativa en la cultura popular y ha sido objeto de amor y críticas a lo largo de los años.
La Barbie fue creada por Ruth Handler, una de las fundadoras de Mattel, inspirada por su hija Bárbara, quien disfrutaba jugar con muñecas. En un mercado dominado por muñecas bebés, la Barbie representó una revolución al presentar una figura adulta y moderna. Con su figura estilizada, cabello rubio y ojos azules, la Barbie capturó la esencia de la moda y la elegancia, y también posesionó el estereotipo de la “mujer perfecta” blanca, delgada y rica.
Desde su lanzamiento, la Barbie ha sido objeto de críticas por fomentar estereotipos de belleza poco realistas y promover estándares inalcanzables para las niñas. La Barbie ha trascendido su papel como un simple juguete y se ha convertido en un vehículo para la imaginación y el juego simbólico. A lo largo de los años, se han lanzado una amplia variedad de muñecas Barbie con diferentes profesiones, intereses y personalidades. Esto ha permitido que las niñas y niños proyecten sus aspiraciones y sueños en sus muñecas, inspirándolos a explorar diferentes roles y escenarios en sus juegos, profundizando los mandatos de género.
A pesar de su popularidad y evolución, la Barbie sigue enfrentando críticas relacionadas con la perpetuación de estereotipos de género y la presión sobre la apariencia física. Su imagen sigue promoviendo una idea limitada de belleza y éxito, lo que puede tener efectos negativos en la autoestima de las niñas.
La película de reciente estreno devela esos estereotipos, los cuestiona, al mismo tiempo que ridiculiza al patriarcado y sus prácticas. También muestra que la muñeca y sus significados han evolucionado a lo largo del tiempo para adaptarse a los cambios sociales y culturales, su diversificación en términos de etnias, profesiones y cuerpos, logra un objetivo de representar una mayor diversidad.
La narrativa hace énfasis en el empoderamiento de la mujer y de su rol proactivo en la construcción de su propio proyecto de vida, terminando con el final de “se casaron y vivieron felices para siempre”. La película es una apuesta, aunque limitada, de romper esquemas e identificarse con las narrativas de las nuevas generaciones. Vista por millones en el mundo tendrá un impacto cultural significativo.