Por: Daniela Pacheco, colaboradora de IDEAL

Esta columna fue publicada originalmente en Milenio

El pasado 5 de febrero se celebraron las elecciones seccionales en Ecuador, un país gobernado por la derecha, en cabeza de un banquero, Guillermo Lasso. Después de seis años de persecución judicial contra las y los líderes de la Revolución Ciudadana, el partido de izquierda y del expresidente ecuatoriano Rafael Correa, al que daban por “muerto políticamente”, se hizo con la victoria en la mayor parte del país.

Con el triunfo en nueve provincias —cinco de ellas, las más pobladas— y 61 ciudades, la izquierda gobernará en más del 65% del territorio, incluida la capital Quito y Guayaquil, centro económico del país y bastión de la derecha ecuatoriana durante los últimos 30 años.

Se trata de un triunfo inédito que no tuvieron ni cuando eran gobierno, con un partido político estructurado, a diferencia del de hoy que se consolidó hace menos de dos años, luego de que el gobierno de Lenín Moreno les arrebatara el partido Alianza PAIS, que llevó al triunfo a Rafael Correa en el año 2006.

La persecución política y judicial contra las máximas figuras del correísmo, como se le conoce a la corriente que acompaña a Rafael Correa, ha derivado en su asilo en países como México o Venezuela. El mismo expresidente se encuentra protegido por el gobierno de Bélgica. Las condenas llegan a ser tan absurdas como la de “influjo psíquico” por la cual se le condenó a Correa Delgado y en la que 6.000 dólares de un préstamo son la “prueba madre de la corrupción”.

Durante estas elecciones seccionales, el gobierno también puso a votación del pueblo ecuatoriano una consulta popular de ocho preguntas que no resolvía de fondo graves problemas como la inseguridad y la pobreza que hoy aquejan a ese país, pero con la cual un gobierno, cuyo presidente tiene una aprobación del 17% —una de las peores de toda la región—, buscaba darse un respiro. Después de ser uno de los países más seguros de América Latina pasó a ser uno de los de mayor criminalidad.

El gobierno de Lasso también perdió el referéndum y el 60% del pueblo ecuatoriano le dijo “NO”. La indignación de la gente no se puede comprar con falsas promesas. El día de ayer, el presidente ecuatoriano reconoció su derrota y llamó a un gran acuerdo nacional, solo unos días después de acusar a la izquierda de narcopolítica. Un 25% de la gente viviendo en situación de pobreza, una tasa de homicidios de 25 personas por cada 100 mil habitantes —cifra récord en décadas y de la cual el 83% está relacionada con delitos de narcotráfico—, y un presidente cuyo banco, el Banco de Guayaquil, rompe ganancias récord en medio de la miseria de la gente, requieren de un gobierno a la altura y unos mínimos morales, y no de paños de agua tibia con aires meramente mediáticos.

Aunque de lejos los grandes triunfadores de estas elecciones son la izquierda y el partido de la Revolución Ciudadana, se trata también de una reivindicación entre tanta podredumbre política. En un país arrasado por los intereses de unos cuantos, los retos para las y los ganadores son múltiples. Sin embargo, el regreso de la izquierda a Ecuador y de su suma al segundo ciclo progresista en la región, parecen irreversibles. Los pueblos siempre vuelven.

2 Comentarios

  1. Gracias Sr Presidente Rafael Correa Delgado su liderazgo y lucha permanente de trabajar para recuperar la Patria a pesar de la infame persecución política, no sólo contra ud, sino por destruir el país en beneficio de la derecha que a saqueado las arcas fiscales y dejar sumergido en la más grave situación económica… llega un nuevo tiempo de Esperanza para recuperar el Ecuador 🇪🇨 que anhelamos con su presencia idónea he inteligente de gobernar!!! “HASTA LA VICTORIA SIEMPRE “

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