Por Gabriela Rivadeneira, Especial para NODAL
La primera década del siglo XXI América Latina demostró en el ejercicio de sus gobiernos progresistas que otros modelos y formas de gobernanza eran posibles para el mejoramiento de la calidad de vida de los pueblos, tomando distancia y superando los preceptos del neoliberalismo y sus instituciones que por décadas se habían consagrado como verdades indiscutibles.
Distintas experiencias políticas a lo largo y ancho de nuestro continente lograron dejar atrás una era de sometimiento a un esquema en el que sólo habían crecido las brechas de desigualdad, la pobreza y el desempleo, junto con el abismo que separaba cada vez más a los Estados de sus pueblos.
Dichas experiencias posneoliberales no tardaron en reconocerse más que afines, hermanadas por un espíritu común y por propósitos cuya realización dependía, en buena medida, de la integración de miras y de esfuerzos. Se retomó el viejo sueño de la unidad latinoamericana, que llegamos a asumir auténticamente como camino y como destino para nuestras naciones.
En poco más de una década, volvimos a plantearnos la recuperación de resortes estratégicos de soberanía, la nacionalización de recursos o una mayor participación de nuestros Estados y sociedades en el usufructo de sus beneficios, políticas de redistribución de la riqueza y políticas sociales orientadas a la consecución de aquello que desde el mundo andino se ha propuesto como Buen Vivir o Sumak Qamaña, con claros resultados positivos reflejados en los indicadores de desarrollo.
Los conocimientos, las buenas prácticas, las experiencias positivas y los aprendizajes obtenidos en el ejercicio de gobierno de lo que fue un auténtico giro de sentido popular y progresista constituyen un acervo valiosísimo, que merece ser transmitido, discutido y pensado de cara a la nueva coyuntura que atraviesa la región.
Hoy vivimos una segunda ola progresista en países como México, Argentina y Bolivia, a los que hoy se suma Perú, una nueva etapa que presenta condiciones muy diferentes a las de inicios de siglo, que exigen reformular las herramientas de transformación y renovar lenguajes y prácticas políticas.
Los procesos populares y progresistas de la región han impulsado la participación de una nueva generación política: jóvenes, hombres y mujeres que han tomado la posta y están liderando procesos en sus localidades, en los parlamentos, en sus partidos y en sus organizaciones sociales. Jóvenes que llegan desde las bases sociales y partidistas a compartir experiencias nuevas y que también necesitan de nuevas herramientas para la gobernanza.
IDEAL, Instituto para la Democracia Eloy Alfaro, nace con el objetivo de generar y difundir nuevas herramientas de gobernanza, de generar conocimiento, con la experiencia y los aprendizajes de inicio de siglo y las nuevas ideas y propuestas del presente.
Para que el campo progresista siga siendo una alternativa real de poder para el desarrollo de nuestros pueblos, apostamos por la formación y capacitación de nuestros cuadros políticos y de gestión, con la participación y el testimonio de las principales figuras de la política regional que han marcado el pulso de las transformaciones más significativas en nuestros países.
IDEAL, con el expresidente Rafael Correa y un nutrido grupo de personalidades de la región, se propone contribuir al fortalecimiento de nuestras democracias, al logro de sociedades más igualitarias, al desarrollo con equidad y a la integración regional mediante el tejido y sostenimiento redes de pensamiento crítico y constructivo, con la confianza de que las nuevas generaciones políticas, con sus iniciativas, capacidades, convicción y pasión, conducirán con éxito los procesos de transformación popular y progresista que nuestros pueblos requieren.
*Ex presidenta de la Asamblea Nacional del Ecuador
Directora Ejecutiva IDEAL