El Ecuador de la Revolución Ciudadana fue parte del primer ciclo de izquierda del siglo XXI; los procesos de integración impulsados en ese ciclo, donde a 13 de 18 países de la región nos unía, no sólo una identidad política, sino el profundo convencimiento de que era posible transformar las estructuras propias de un sistema excluyente y desigual, al que nos habían sometido por dos siglos, profundizado por el fracaso del neoliberalismo como vía de cualquier desarrollo. El inicio de siglo fue entonces la demostración de que la izquierda puede y sabe gobernar y, mucho más, transformar la vida de los pueblos.